Marketing Digital y Comunicación Digital: No, no son lo mismo

Yo no quiero ser una mala persona, sino una persona honesta, que en todo caso dice una verdad incómoda: El hijo de Martita que hizo un curso de redes sociales en Doméstika y más o menos maneja el Instagram no es la mejor opción para llevar el contenido de tus redes sociales.Quizás lo sea en un tiempo, cuando se forme y aprenda que subir contenido no es lo mismo que crear contenido en redes sociales.
 
Pero es un verdadero problema, especialmente para las empresas, emprendimientos, organizaciones y la política misma, pensar que el contenido en redes sociales se resuelve con gente que tenga skills técnicos (y sólo skills técnicos) contratando al hijo de Martita. La formación en marketing digital es evidente, pero la comunicación digital -la diagramación de estrategias creativas de contenido a largo plazo- es un complemento necesario.
 
Para ponernos de acuerdo: el marketing digital abarca todas las acciones y estrategias realizadas en medios y canales digitales con el fin de promocionar productos o servicios y, en última instancia, generar ventas o conversiones. Su objetivo principal es incrementar la visibilidad y notoriedad de la marca, atraer tráfico a sitios web, generar leads y convertirlos en clientes, fidelizar a los clientes actuales, y medir y analizar el retorno de la inversión.

Por otro lado, la comunicación digital es un concepto más amplio que abarca todas las formas de intercambio de información y mensajes a través de medios digitales. Su misión va más allá de la información o la venta directa y se centra en mantener una comunicación constante y bidireccional con los usuarios, gestionar la reputación online de la marca (de empresa, de organización, marca personal), crear y fortalecer comunidades, y escuchar y responder a las necesidades y opiniones de los usuarios.

 
 

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Diferentes enfoques, pero complementarios

Si bien el marketing digital tiene un enfoque más centrado en el resultado comercial inmediato, como el aumento de ventas -en el caso de las marcas-, la comunicación digital se enfoca en construir relaciones a largo plazo con el público. Ambas disciplinas son esenciales y, aunque sus objetivos difieren, trabajan de manera conjunta para lograr los objetivos globales de una marca. La sinergia entre marketing y comunicación es clave para maximizar los resultados tanto en términos comerciales como en la relación con los públicos.

Un error común en las empresas es abordar las redes sociales desde una lógica publicitaria tradicional, sin adaptarse a las dinámicas particulares de estos canales. Las redes sociales no funcionan bajo las mismas reglas que la televisión, la radio o los medios gráficos. Son plataformas interactivas, donde el público tiene el poder de elegir activamente qué consumir. Por lo tanto, los mensajes unidireccionales y enfocados exclusivamente en la promoción de productos suelen tener un bajo impacto.

En este sentido, la comunicación digital se destaca por ser más flexible y adaptativa, entendiendo que las redes sociales requieren una narrativa propia, centrada en la experiencia del usuario y no en el producto. La audiencia no busca publicidad directa cuando abre una red social; busca entretenimiento, conexión y contenido que le aporte valor en su vida cotidiana. El contenido publicitario debe integrarse de manera natural en el flujo de consumo para no ser percibido como intrusivo.

 

La importancia del contexto y las emociones

Las redes sociales están lejos de ser un ámbito controlado por fórmulas matemáticas. Aunque las métricas y algoritmos juegan un papel importante en la difusión de contenido, la verdadera clave radica en comprender las emociones y expectativas del público. Las plataformas digitales se rigen por comportamientos humanos, por lo que el contenido que se comparte debe resonar emocionalmente con la audiencia.

Hoy en día, abrir Instagram, Facebook, TikTok o Twitter, incluso en medio del trabajo, tiene un propósito: desconectarnos de la realidad. Esta comprensión es crucial para el marketing digital, ya que interrumpir este momento de desconexión con mensajes puramente comerciales puede ser contraproducente. Es necesario generar contenido que se integre a la experiencia de entretenimiento, de forma creativa y no invasiva.

Los mensajes publicitarios tradicionales que buscan resultados inmediatos, como promesas de éxito rápido o ganancias inmediatas, ignoran el elemento clave de las redes sociales: el tiempo. La creación de comunidades, la construcción de relaciones y la generación de confianza requieren paciencia. Las estrategias digitales más exitosas se construyen a lo largo del tiempo, con base en ensayo y error, momentos de caos creativo y adaptación constante.

El rol de la comunidad

Uno de los aspectos más potentes de la comunicación digital es su capacidad para crear comunidades en torno a marcas, organizaciones sociales, políticas y personas influyentes. Estas comunidades no surgen de manera espontánea: requieren un enfoque estratégico para fomentar la participación y construir un sentido genuino de pertenencia. El éxito no radica solo en vender productos o transmitir un mensaje, sino en ofrecer una experiencia donde los seguidores se sientan parte de algo significativo, que trasciende lo individual.

Para marcas, organizaciones y figuras públicas, una comunidad fiel no es solo un recurso valioso; es una ventaja estratégica. Estas comunidades no se limitan a consumir o apoyar pasivamente. Actúan como embajadores, amplificando el mensaje, recomendando con pasión y defendiendo las causas o valores que representan. La comunicación digital es clave en este proceso: permite un diálogo constante, auténtico y bidireccional que, bien gestionado, puede transformar simples seguidores en aliados comprometidos.

El desafío y la oportunidad en la era digital

Las redes sociales revolucionaron la sociedad, porque incorporaron una manera mega potente de mediatización de la comunicación. Y este ecosistema exige no solo creatividad y adaptabilidad, sino también una comprensión profunda de las dinámicas humanas en un contexto digital.

Cada interacción digital —ya sea desde una marca comercial, una causa social, una figura política o un influencer— es una posibilidad de construir confianza, inspirar lealtad y generar impacto. En un entorno donde la relevancia puede estar a un clic de distancia, la verdadera meta es lograr una conexión que perdure y transforme, posicionando no solo productos o ideas, sino valores y visiones que resuenen profundamente.

Este es el horizonte que tenemos frente a nosotros. No basta con subir contenido a redes sociales como quien tira migas al aire. El hijo de Martita tiene que entender que no alcanza con hacer el reel de IG anunciando la promo de la semana; está siendo parte de una narrativa digital social. Con la mezcla justa de marketing y comunicación, no se trata solo de que te vean: se trata de que te recuerden, te sientan y, si tenés suerte, te vuelvan a buscar. Porque en este juego, la verdadera y real conquista es dejar una marca que no se borre ni con todos los algoritmos del mundo.

Yo no quiero ser una mala persona, sino una persona honesta, que en todo caso dice una verdad incómoda: El hijo de Martita que hizo un curso de redes sociales en Doméstika y más o menos maneja el Instagram no es la mejor opción para llevar el contenido de tus redes sociales. Quizás lo sea en un tiempo, cuando se forme y aprenda que subir contenido no es lo mismo que crear contenido en redes sociales.
 
Pero es un verdadero problema, especialmente para las empresas, emprendimientos, organizaciones y la política misma, pensar que el contenido en redes sociales se resuelve con gente que tenga skills técnicos (y sólo skills técnicos) contratando al hijo de Martita. La formación en marketing digital es evidente, pero la comunicación digital -la diagramación de estrategias creativas de contenido a largo plazo- es un complemento necesario.
 
Para ponernos de acuerdo: el marketing digital abarca todas las acciones y estrategias realizadas en medios y canales digitales con el fin de promocionar productos o servicios y, en última instancia, generar ventas o conversiones. Su objetivo principal es incrementar la visibilidad y notoriedad de la marca, atraer tráfico a sitios web, generar leads y convertirlos en clientes, fidelizar a los clientes actuales, y medir y analizar el retorno de la inversión.

 

Por otro lado, la comunicación digital es un concepto más amplio que abarca todas las formas de intercambio de información y mensajes a través de medios digitales. Su misión va más allá de la información o la venta directa y se centra en mantener una comunicación constante y bidireccional con los usuarios, gestionar la reputación online de la marca (de empresa, de organización, marca personal), crear y fortalecer comunidades, y escuchar y responder a las necesidades y opiniones de los usuarios.

 

Diferentes enfoques, pero complementarios

Si bien el marketing digital tiene un enfoque más centrado en el resultado comercial inmediato, como el aumento de ventas -en el caso de las marcas-, la comunicación digital se enfoca en construir relaciones a largo plazo con el público. Ambas disciplinas son esenciales y, aunque sus objetivos difieren, trabajan de manera conjunta para lograr los objetivos globales de una marca. La sinergia entre marketing y comunicación es clave para maximizar los resultados tanto en términos comerciales como en la relación con los públicos.

Un error común en las empresas es abordar las redes sociales desde una lógica publicitaria tradicional, sin adaptarse a las dinámicas particulares de estos canales. Las redes sociales no funcionan bajo las mismas reglas que la televisión, la radio o los medios gráficos. Son plataformas interactivas, donde el público tiene el poder de elegir activamente qué consumir. Por lo tanto, los mensajes unidireccionales y enfocados exclusivamente en la promoción de productos suelen tener un bajo impacto.

En este sentido, la comunicación digital se destaca por ser más flexible y adaptativa, entendiendo que las redes sociales requieren una narrativa propia, centrada en la experiencia del usuario y no en el producto. La audiencia no busca publicidad directa cuando abre una red social; busca entretenimiento, conexión y contenido que le aporte valor en su vida cotidiana. El contenido publicitario debe integrarse de manera natural en el flujo de consumo para no ser percibido como intrusivo.

La importancia del contexto y las emociones

Las redes sociales están lejos de ser un ámbito controlado por fórmulas matemáticas. Aunque las métricas y algoritmos juegan un papel importante en la difusión de contenido, la verdadera clave radica en comprender las emociones y expectativas del público. Las plataformas digitales se rigen por comportamientos humanos, por lo que el contenido que se comparte debe resonar emocionalmente con la audiencia.

Hoy en día, abrir Instagram, Facebook, TikTok o Twitter, incluso en medio del trabajo, tiene un propósito: desconectarnos de la realidad. Esta comprensión es crucial para el marketing digital, ya que interrumpir este momento de desconexión con mensajes puramente comerciales puede ser contraproducente. Es necesario generar contenido que se integre a la experiencia de entretenimiento, de forma creativa y no invasiva.

Los mensajes publicitarios tradicionales que buscan resultados inmediatos, como promesas de éxito rápido o ganancias inmediatas, ignoran el elemento clave de las redes sociales: el tiempo. La creación de comunidades, la construcción de relaciones y la generación de confianza requieren paciencia. Las estrategias digitales más exitosas se construyen a lo largo del tiempo, con base en ensayo y error, momentos de caos creativo y adaptación constante.

El rol de la comunidad

Uno de los aspectos más potentes de la comunicación digital es su capacidad para crear comunidades en torno a marcas, organizaciones sociales, políticas y personas influyentes. Estas comunidades no surgen de manera espontánea: requieren un enfoque estratégico para fomentar la participación y construir un sentido genuino de pertenencia. El éxito no radica solo en vender productos o transmitir un mensaje, sino en ofrecer una experiencia donde los seguidores se sientan parte de algo significativo, que trasciende lo individual.

Para marcas, organizaciones y figuras públicas, una comunidad fiel no es solo un recurso valioso; es una ventaja estratégica. Estas comunidades no se limitan a consumir o apoyar pasivamente. Actúan como embajadores, amplificando el mensaje, recomendando con pasión y defendiendo las causas o valores que representan. La comunicación digital es clave en este proceso: permite un diálogo constante, auténtico y bidireccional que, bien gestionado, puede transformar simples seguidores en aliados comprometidos.

 

El desafío y la oportunidad en la era digital

Las redes sociales revolucionaron la sociedad, porque incorporaron una manera mega potente de mediatización de la comunicación. Y este ecosistema exige no solo creatividad y adaptabilidad, sino también una comprensión profunda de las dinámicas humanas en un contexto digital.

Cada interacción digital —ya sea desde una marca comercial, una causa social, una figura política o un influencer— es una posibilidad de construir confianza, inspirar lealtad y generar impacto. En un entorno donde la relevancia puede estar a un clic de distancia, la verdadera meta es lograr una conexión que perdure y transforme, posicionando no solo productos o ideas, sino valores y visiones que resuenen profundamente.

Este es el horizonte que tenemos frente a nosotros. No basta con subir contenido a redes sociales como quien tira migas al aire. El hijo de Martita tiene que entender que no alcanza con hacer el reel de IG anunciando la promo de la semana; está siendo parte de una narrativa digital social. Con la mezcla justa de marketing y comunicación, no se trata solo de que te vean: se trata de que te recuerden, te sientan y, si tenés suerte, te vuelvan a buscar. Porque en este juego, la verdadera y real conquista es dejar una marca que no se borre ni con todos los algoritmos del mundo.

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